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Ismael... goza

  • Gustavo Torres | @FutIncorrecto
  • 5 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

En 2010 Ismael Sosa había emigrado al fútbol turco tras un recorrido de varios años por el futbol argentino. Llegó al futbol europeo como campeón con Argentinos Juniors y pasó dos temporadas y media de no gratos recuerdos en el Gaziantepspor para regresar a Sudamérica y enfundarse la playera de la Universidad Católica, donde pudo reencontrarse con el gol y atrajo la atención de los Pumas de la UNAM, que lo contrató para el Clausura 2014.

Bruno Marioni, leyenda del club universitario y que coincidió con el "Chuco" en Independiente, vaticinaba que sería "una de las grandes sorpresas del campeonato mexicano". Sin embargo, el primer torneo de Sosa en México lo pasó prácticamente en la banca, pues sólo fue titular en cinco partidos y únicamente anotó dos goles.


Para el siguiente campeonato siguió en la dirección técnica del conjunto felino José Luis Trejo, pero después de cinco fechas dejó el cargo y lo sustituyó Guillermo Vázquez, el que conquistó el último título para los de azul y oro. Sosa ya se había vuelto en una constante en el once titular pese a que su producción goleadora seguía siendo baja.












"Soy delantero, no soy volante", dijo en una rueda de prensa; "cuando jugué en Argentina o en Chile, que me fue muy bien, siempre estaba más cerca del arco", enfatizó. En ese momento había marcado un solo tanto en el Apertura 2014. Esas declaraciones parecieron marcar un punto de inflexión, pues terminó el torneo con cinco goles y a partir de ahí su rendimiento comenzó a mejorar.


Si hay un verbo que describe a la perfección al "Chuco" es "llegar". En la teoría es extremo derecho en la formación de Memo Vázquez, pero en la práctica es un delantero que parte desde la banda para ingresar al área y rematar a portería. Así de simple es su juego desde ese costado y así de redituable ha sido para él y para Pumas.


Lo que ha potenciado el futbol de Sosa es lo que sucede en el otro costado. En el Apertura 2015 fue clave con sus diez goles en liga y uno en liguilla para que la Universidad Nacional estuviera cerca de levantar otro título, y en gran medida se debió a lo que hacía Fidel Martínez desde el extremo izquierdo. La ecuación era así de sencilla: Fidel desbordaba e Ismael llegaba para el remate. De este modo llegó a su máxima cuota goleadora desde que está en México.

El exjugador de Argentinos Juniors también ha mostrado buenas hechuras mandando balones al área. Eduardo Herrera ha sido el mayor beneficiado por esta cualidad que también posee su compañero, que acumula diez asistencias en la Liga MX. Y si no busca enviar centros, busca la la asociación en corto para desmarcarse hacia el área.

En este semestre en el que Pumas debe competir en liga y en Copa Libertadores, el mejor amigo de Sosa ya no ha sido Fidel, sino Luis Quiñones. Se cambió una variable, pero la fórmula siguió siendo la misma, como ocurrió en los primeros segundos del regreso de Pumas a la máxima justa continental: desborde de Quiñones, pase y remate de Sosa.


En un equipo que prefiere defender en campo propio y lanzar contragolpes, la habilidad de ocupar los espacios por Sosa es vital, tanto que cuando Pumas defiende en su mitad de cancha él es liberado de tareas defensivas con tal de ser referencia en el contragolpe. Tampoco marca a balón parado, ya que se queda arriba a la espera del contraataque. Y, por si fuera poco, cobra los tiros de esquina de la punta derecha.

Pumas defiende en su propio campo, Ismael Sosa se queda arriba a la espera de un contragolpe


Ismael Sosa es un futbolista muy productivo que le ha sentado de maravilla a Memo Vázquez. Se ha hablado de él como opción para la selección mexicana, pero aún no se ha naturalizado y ha vivido en Mèxico poco màs de dos años, cuando se requieren cinco para ser elegible.

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